Lavan, limpian y hasta se podría decir que planchan. Lo único que necesitan para trabajar es luz solar. Así son las nanopartículas que dos profesoras de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de EAFIT cultivan en textiles para darles atributos antibacteriales y de autolimpieza. Lo lograron a través de un proceso que la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia (SIC) les patentó bajo el nombre Fabricación de nanopartículas in situ de óxidos metálicos dispersas sobre fibras.
Las inventoras son Julieth Carolina Cano Franco y Mónica Lucía Álvarez Laínez, quienes, luego de un proceso de investigación que comenzó en la maestría en Ingeniería de la Universidad, lograron afinar el proceso patentado. Lo hicieron con tanto éxito que incluso ya ha cumplido etapas de escalamiento industrial en Fabricato.
En términos sencillos, explica la ingeniera Mónica, las nanopartículas que crearon se ‘siembran’ en las telas para que crezcan y se expandan. Eso les confiere a los textiles los atributos de ser antibacteriales y autolimpiarse. ¿Cómo lo logran? Las partículas, que se activan al interactuar con la luz, tienen el poder de destruir las paredes de bacterias y organismos de la mugre.
Con la intención de trabajar con el sector productivo del país, las investigadoras, de la mano de Innovación EAFIT, se conectaron con Fabricato para un proceso de escalamiento industrial y lograron, en el laboratorio de la compañía, comprobar que la producción industrial es posible. Y no solo eso, allá identificaron un atributo adicional.
El proceso se aplicó en Fabricato en tres tipos de textiles -algodón, poliéster y nylon- en los que se acreditó que en las telas sembradas con las nanopartículas en una escala mayor se mantienen las propiedades antibacteriales y de autolimpieza, pero, además, se arrugaban menos.
Actualmente los investigadores están validando la eficacia de las nanopartículas en diferentes tipos de organismos, como con los que generan malos olores, que finalmente son producidos por microorganismos. Ya lo hicieron con dos relacionados con la tos y enfermedades estomacales -Staphylococcus aureus y Escherichia coli- que logran ser inhibidos en casi en dos segundos.
Otro de los aportes de la invención es el que menciona Julieth Carolina Cano al explicar que la modificación de telas con nanopartículas se suele hacer a través de la inmersión de las telas en una suspensión que contiene esas nanopartículas, un proceso que generalmente no tienen alta eficiencia.
“En nuestra invención, el proceso descrito en la patente permite el crecimiento in-situ de nanopartículas homogéneamente distribuidas en la superficie de las telas en una sola etapa con condiciones suaves de baja temperatura. Este proceso promueve una alta adherencia de las nanopartículas sobre las fibras, el aprovechamiento de la alta área superficial de las nanopartículas y el cubrimiento uniforme de las fibras”, asegura la investigadora, quien complementa que debido a las ventajas que ofrece el proceso, puede ser aplicado a diferentes tipos de sustratos textiles, ya sean tejidos o no tejidos, sintéticos o naturales. Ya comprobaron que las telas intervenidas pueden resistir hasta 50 lavadas sin perder las propiedades.
“Las telas nos pueden ayudar mucho porque todos las usamos, pero todavía no se ha explotado todo el potencial que tienen. Una tela nos puede colaborar a monitorear enfermedades, generar confort, proteger y prevenir. Hacia allá están yendo las grandes tendencias”, dice Mónica Álvarez para explicar que eso podría ocurrir, por ejemplo, con un cambio de color de la prenda en ambientes contaminados o, incluso, enviar señales sin ningún tipo de cableado.
¿Cuál es el sueño ahora con este proceso? El de la profesora Julieth Carolina es el de muchos investigadores, que la investigación, generada con mucho esfuerzo en los laboratorios, no se quede en el papel de los artículos científicos, “sino que pueda ser llevada a un producto o aplicación funcional a escala real y mejor aún, a una etapa de comercialización de la tecnología para que pueda tener un impacto mayor en la sociedad”.
EAFIT suma 64 patentes -56 nacionales y 8 internacionales-. Sara Hernández Hernández, jefa de Innovación EAFIT, explica la importancia de las patentes –específicamente las dos concedidas recientemente en Colombia y Costa Rica– y porqué la Universidad se concentra en conseguirlas.
¿Cuál es el valor que tiene patentar el conocimiento?
Las patentes se definen como un mecanismo de protección, una herramienta que pueden utilizar universidades con altos niveles de investigación para proteger las invenciones y el know-how de los investigadores que las posicionan como líderes. Adicionalmente, indican las capacidades que se tienen en ciencia y tecnología en Colombia, y cómo vamos en la ruta de darle prioridad a la innovación como punto estratégico de crecimiento económico. De manera más práctica, la patente constituye un título valor que concede derechos exclusivos de uso, explotación y transferencia de esa creación intelectual.
Este mecanismo, entonces, no es solo un aporte a la academia, como se considera comúnmente, también es un aporte al sector empresarial, ya que ayuda a la competitividad de diferentes industrias que participan en sectores económicos fundamentales para el país, ya sea en agricultura como es el caso del Biopesticida para la industria bananera, como también en el sector textil, uno de los más tradicionales de la región, como una de las aplicaciones para la tecnología de dispersión de nanopartículas.
¿Por qué desde Innovación EAFIT se le apuesta a tener patentes?
Las patentes, además de ser un mecanismo de divulgación y a la vez de protección del conocimiento que se genera dentro de la Institución, son también una forma de dar un valor agregado a las tecnologías, ya que aumenta las posibilidades de transferencia a nivel nacional e internacional. Es una prioridad para la Universidad, y una tarea fundamental desde Innovación, poder generar impacto y transferir conocimiento al ecosistema de empresas, sociedad civil o gobierno a través de las creaciones intelectuales.
¿Por qué es relevante tener patentes en otros países?
Esa importancia radica principalmente en el ámbito comercial, y por eso los países en los que vamos a proteger la invención se eligen principalmente basados en este criterio, buscando en cuales la industria de aplicación de la tecnología sea relevante y en crecimiento, para que se facilite a futuro la explotación comercial de la misma.
Mayores Informes
Alejandro Gómez Valencia
Área de Contenidos – Departamento de Comunicación
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