El Día Mundial del Suelo invita a entender, proteger y actuar
Cada 5 de diciembre, desde 2014, la ONU celebra el Día Mundial del Suelo con el fin de destacar la importancia de este recurso esencial para la vida. Su objetivo es crear conciencia sobre la necesidad de su preservación frente a amenazas como la degradación y la contaminación.
EAFIT, a través de iniciativas como el Observatorio de Suelos y Ecosistemas del Suroeste Antioqueño, trabaja para transformar la percepción del suelo como un sistema fundamental y vivo, priorizando su salud como un eje clave para el bienestar humano, animal y ambiental.

El suelo es mucho más que la superficie que nos sostiene. Se trata de un sistema viviente en el que convergen todas las esferas del sistema terrestre, lo que lo convierte en un elemento cambiante y dinámico. Cada 5 de diciembre se celebra el Día Mundial del Suelo, una fecha instaurada en 2014 por la ONU para concienciar sobre su relevancia. La iniciativa, impulsada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Unión Internacional de Ciencias del Suelo (IUSS), busca destacar la urgencia de adoptar prácticas sostenibles frente al creciente deterioro de este elemento esencial.
Según la ONU, más del 95 % de los alimentos provienen del suelo, y su salud es crucial para la preservación del recurso hídrico y la biodiversidad, sin embargo, su degradación avanza rápidamente debido a actividades humanas como la deforestación, la agricultura intensiva, la urbanización y las industrias extractivas. Se estima que cada año se pierden más de 12 millones de hectáreas por desertificación y sequía, lo que afecta directamente a más de 3.000 millones de personas y pone en riesgo la seguridad alimentaria global.
Nicolás Pinel Peláez, doctor en Microbiología e investigador del Área de Sistemas Naturales y Sostenibilidad de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingenierías de EAFIT, señala que la academia tiene una responsabilidad clave en el entendimiento del suelo, especialmente por su falta de reconocimiento como un sistema fundamental y vivo. “Gran parte de la contribución de la academia es cambiar el discurso y la percepción sobre lo que es el suelo, incorporándolo en las discusiones sobre desarrollo territorial, resiliencia y adaptación al cambio climático, así como en nuestra relación con los alimentos”.
EAFIT ha asumido un papel activo en la conservación y exploración del suelo, promoviendo su inclusión en debates públicos y su estudio desde múltiples disciplinas. Iniciativas como el Observatorio de Suelos y Ecosistemas del Suroeste Antioqueño (OSESA) y el desarrollo de un futuro geoportal buscan comprender mejor las dinámicas del suelo en esta región para fomentar el desarrollo sostenible. Además, proyectos como la vermimaratón, que evalúa la salud del suelo mediante la observación de lombrices, ofrecen valiosos indicadores sobre el funcionamiento del ecosistema. En este esfuerzo, carreras como Biología, Geología e Ingeniería Agronómica desempeñan un rol cada vez más relevante, aportando conocimientos fundamentales para el estudio y la conservación del suelo.
A propósito de este tema, en la más reciente edición de la revista descubre y Crea se publicó el artículo El suelo del suroeste antioqueño: Una historia de relaciones y “bichos” incomprendidos.
¿Y qué es la salud del suelo?
La salud del suelo se define como su capacidad para funcionar como un ecosistema vivo que sustenta la vida vegetal, animal y humana, según explica Carlos Eduardo Mesa Mesa, agrónomo y fundador y actual presidente de la Junta Asesora de Iluma Alliance- Premex, una unión de varias empresas que trabajan para lograr altos estándares dentro de la industria de la proteína animal y la nutrición humana. Para lograr este equilibrio, se debe mantener la integridad de sus componentes físicos, químicos y biológicos.
"Un suelo en buen estado no solo garantiza la producción de alimentos, fibras y combustibles, sino que también contribuye al bienestar de las comunidades y al equilibrio ambiental global. Los suelos saludables producen mayores rendimientos, suministran nutrientes, retienen agua y permiten un desarrollo óptimo de las raíces. Además, requieren menos fertilizantes químicos y reciclan nutrientes de manera eficiente, lo que hace que los sistemas de producción sean más sostenibles al minimizar la necesidad de insumos externos", afirma Carlos.
Desde el aspecto físico, es fundamental que el suelo conserve una estructura adecuada, porosidad y capacidad para infiltrar y retener agua, además de brindar soporte a las raíces. Químicamente, es esencial que los nutrientes estén disponibles en cantidades y formas adecuadas, que el pH esté equilibrado y que no haya sustancias tóxicas. Biológicamente, la diversidad de organismos como bacterias, hongos y lombrices es crucial para el reciclaje de nutrientes y la formación de materia orgánica, lo que convierte al suelo en el soporte principal de la vida terrestre.
Carlos Eduardo también forma parte de Madrigal, una finca que ha implementado prácticas regenerativas en ganadería, la preservación de áreas naturales y un proyecto hortícola y agroforestal de pequeña escala, lo que ha contribuido a mejorar la salud del suelo. En colaboración con la empresa SaBio, fundada por los graduados eafitenses Nicolás Montoya (biólogo) y Daniel Moreno (ingeniero mecánico), se ha realizado un diagnóstico de la vida microbiológica del suelo para evaluar los beneficios de estas prácticas. Además, Madrigal participa activamente en el Observatorio de Suelos y Ecosistemas del Suroeste Antioqueño (OSESA), promoviendo la transformación cultural y la concienciación sobre la importancia de la conservación del suelo.
Acciones por el suelo
A nivel global, la FAO lidera iniciativas enfocadas en la gestión sostenible del suelo. Su Alianza Mundial por el Suelo promueve la conservación mediante cinco pilares: gestión, impulsando prácticas sostenibles; fomento, para la movilización de recursos; investigación, orientada a profundizar el conocimiento sobre los suelos; datos e información, con el propósito de mejorar su disponibilidad y calidad; y armonización, que busca coherencia en los enfoques aplicados. Esta labor tiene como objetivo garantizar suelos saludables y mejorar la gobernanza de los recursos naturales.
En América Latina, la Alianza por el Suelo de Latinoamérica y el Caribe (ASLAC) trabaja en la restauración del suelo mediante la recarbonización, una estrategia clave para regenerar suelos y combatir la desertificación. Estas prácticas son esenciales para la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de la región, ya que permiten reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y preservar la fertilidad del suelo.
Desde el ámbito individual, Martha Bolaños Benavides y Camilo Pantoja, investigadores de la Corporación Agrosavia, recomiendan acciones como el compostaje doméstico, la participación en reforestación y el apoyo a la agricultura sostenible. “Compostar restos de alimentos y residuos orgánicos reduce la cantidad de residuos en vertederos y genera enmiendas naturales para el suelo. Esto aporta materia orgánica y promueve la actividad microbiana, esencial para mantener la estructura y fertilidad del suelo, además de reducir la erosión”, explican.
En el sector agropecuario, los expertos de Agrosavia destacan la importancia de implementar prácticas para asegurar la productividad y la sostenibilidad a largo plazo. Estas incluyen la rotación de cultivos, la agricultura de conservación, el manejo integrado de nutrientes, la implementación de barreras vivas y cobertura vegetal, y el manejo de praderas mediante la rotación de potreros y la siembra de pastos perennes, entre otras técnicas.
Como consumidores, exigir alimentos producidos en suelos saludables es una herramienta poderosa para impulsar su protección. “Si uno como consumidor empieza a exigir que sus alimentos provengan de suelos sanos, se convierte en un mecanismo de presión para el cambio y para contribuir a la protección del suelo. Claramente, esto también requiere un aporte institucional, ya que, si no contamos con información sobre la salud de nuestros suelos o las dinámicas de protección de los alimentos cultivados, no tendremos los datos necesarios para actuar”, afirma el profesor Nicolás.
El suelo es la base de nuestra vida, y cuidarlo es una responsabilidad compartida. La celebración del Día Mundial del Suelo no es solo un recordatorio de su importancia, sino un llamado a la acción colectiva para protegerlo y asegurar el bienestar de las próximas generaciones.
Mayores informes
Alejandro Gómez Valencia
Área de Contenidos EAFIT
Departamento de Comunicación
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Última actualización
Abril 23, 2025